sábado, 16 de enero de 2016

Historia de O, de Pauline Reage



El deseo de poder y dominio sobre el otro es una característica del animal humano. A través de las civilizaciones tenemos ejemplos de posesión, encarcelamiento, sujeción, dominio y esclavitud cuyos abusos aniquilantes de la dignidad humana han provocado grandes rebeliones desde tiempo de los egipcios, los romanos, hasta las revoluciones obreras del siglo 19 y 20. Sin embargo, uno de los beneficios de esta relación de subordinación se ha quedado en su expresión más primitiva, la de la posesión carnal del sometido, frente a la gran sofisticación que ha tenido la otra parte al evolucionar hacia un contrato laboral que disfraza las relaciones jerárquicas y de dominio en las organizaciones, pero que a fin de cuentas es un sucedáneo de la misma actitud esclavista ancestral.

Tan es así que los esclavos liberados prefieren volver al estado de privación de la libertad precisamente, porque no saben qué hacer con ella. El terror que les produce saberse libres y responsables de sí mismos, los obliga a volver a las cadenas y asumir con golpes, violaciones, abusos y ultrajes que van de lo más obvio a lo más pervertido, con tal de que haya alguien que se haga cargo de ellos, que decida sus vidas, llámese amo, dueño, patrón, jefe, marca, empresa o gobierno.

A partir de los años ochenta la psicológia, la psiquiatría y la sociología han estudiado este grupo de conductas y sus motivadores, que no ha desaparecido por más Declaración de los derechos del Hombre, Comisiones Internacionales de Derechos Humanos; supuestas patologías que luego se convirtieron en filias y hoy se encuentran tierra de nadie en tanto que estas relaciones pueden o no ser consensuadas. De Bocaccio a Sade a Bataille a Reage podemos encontrar un hilo conductor que en la actualidad ha sido categorizado como Bondage/Dominación- Dominación/sumisión- Sadismo/masoquismo (BDSM). El ensayo de Jean Paulhan, que precede a la novela explica estos orígenes en profundidad.

   
La novela de Reage, editada en 1959, prohibida durante varios años hasta finales de los sesenta y setenta, tuvo su auge entre la juventud de entonces y se hizo de ella una película que recuerdan bien aquellas generaciones, no puede leerse bajo la perspectiva de una moral convencional. Sus cuatro capítulos exploran la relación de una sociedad secreta de hombres que reclutan mujeres jóvenes para su absoluto disfrute sexual. El concepto de dominio, posesión y disponibilidad es total. El placer, la violencia y el deseo se confunden en esta comunidad de dominadores para quienes la mujer no es más que un objeto de placer carnal, pues no interesan sus sentimientos, ni sus sueños ni ningún otro aspecto de su personalidad más que sus orificios para el placer y su carne para el escarnio.

O es llevada por su novio, René, al palacete de Roissy, en Francia, donde es recibida y preparada para el goce sexual de los anfitriones: hombres que visten una extraña capa bajo la que se adivina y asoma su cuerpo y se destaca su virilidad. Ella, con los ojos vendados y atada de manos por atrás de la cintura recibe los embates ansiosos de todos hasta que quedan satisfechos y la abandonan a los cuidados de otras mujeres. Todos los orificios de la hembra son un camino por transitar, sin importar el dolor, la resistencia o el cansancio.

Luego de dos semanas bajo este tratamiento, complementado con azotes y castigos, la joven es dejada en libertad. Pero advertida de que ha participado en el primer nivel de un rito de iniciación al que no podrá renunciar fácilmente. Durante este proceso la chica se pregunta si todo esto es voluntad de su amante; y asume que si así fuera aceptará todo lo que venga, por amor a él. Ella sale de Roissy con un anillo que la identifica como objeto con dueño. Los hombres comentan al respecto entre sí con extraña naturalidad, son los dueños del juego.

Bajo esta premisa la autora nos presenta un ambiente y una atmósfera profundamente machista donde las mujeres son reclutadas y preparadas para entregarse a su dueño. El final es abierto no sabemos si O regresa a Roissy o no. Pero años después Reage publica "Regreso a Roissy". Señal de que no le iba tan mal.


José Manuel Ruiz Regil
De "Historia de mis libros"

Diccionario Lúguico



Editorial Horma edita Escribe Escribano, un proyecto que rebasa las carátulas del libro para convertirse en un proyecto multidisciplinario en el que participa el escritor José Antonio Lugo en el desarrollo de un texto a partir del abecedario, un diccionario lúdico; y a de ahí, como si de un guión se tratara, un gran equipo de diseñadores, fotógrafos, impresores, animadores, locutores, diseñadores de Apps, diseñadores sonoros, despliegan un esfuerzo que ha recorrido las calles de México, llevando a los paseantes una experiencia táctil, sonora, visual e intelectual con los modelos tipográficos de las letras en tamaño de 2 mts. Esta complicidad por las letras, las palabras y el lenguaje, traducido a sus equivalentes gráficos, le ha valido el premio del Primer Abierto Mexicano de diseño, 2013.

Gracias a la participación de mi querido amigo Lugo, tuve la oportunidad de estar en la inauguración de los carteles, animaciones y dispositivos sonoros en el Antiguo Colegio de San Ildefonso. Ahora, tengo el libro en mis manos y puedo asegurarles que es una experiencia que no se acaba. Escribe Escribano es el “Call to action” con el que, según nos cuenta el escritor en la presentación, María Romero, Directora General de este proyecto, despedía las llamadas telefónicas cuando le preguntaba por los avances. Y así surgió el título.


José Antonio Lugo es Licenciado en Letras Francesas y Maestro en Literatura comparada por la UNAM. Es autor de Caligrafías (El viejo Pozo/Universidad Autónoma de Chiapas, 2003) y la Inocente perversión: mirada y palabra en Juan García Ponce (Conaculta, 2006) con el que obtuvo una mención honorífica en el Premio Nacional de Ensayo Literario José Revueltas. También escribió Resonancias (Terracota 2008), y Afroditas, Evas y Lolitas (Samsara 2011). Es director de la revista Casa 9, del Foro Cultural Chapultepec y de Casa verde, espacio de desarrollo integral.

    

Para este proyecto, Lugo, que es una enciclopedia caminante, crea un almanaque barroco lleno de imágenes, ideas, datos, personajes, lugares, recuerdos, sensaciones, cariños, sucesos, costumbres, saberes y valores de lo más variado a partir de la evocación creativa de las consonancias, disonancias y resonancias que le sugieren la forma, el sonido, el uso y la historia de cada letra.

   

Acapulco, Box, Cerezo, Chingada, Diablo, Elefante, Gelatina, Horma, Imprenta, Juego, Klee, Laica, Mosca, Neandertal, Ñoñería, Océano, Papiroflexia, Quimera, Rasputín, Sátiro, Tornillo, Uva, Ventana, Waterloo, Xochimilco, Yucatán y Zeppelin, son los mundos elegidos en cada texto para ser representadas en los carteles policromados de cada letra. La tipografía Chayote fue desarrollada por David Kimura. El libro es una edición en pasta dura con una portada muy dinámica, donde se exhiben todos los nombres de los colaboradores y en una serie de recuadros que enmarcan el título las letras y el autor del diseño.

A la X de México, la encuentra en la cerveza, las películas para adultos y las tallas extra, en la actitud ante los diferentes, en la música, en las artes plásticas, en el servicio de salud pública y en el santuario de las flores, entre otras interesantes asociaciones semánticas y fonéticas. Para descubrirlas, tienes que leerlo.

La G de Gelatina, es pretexto para hablar del gozo, la gota y la gula, de Gabriel García Márquez y de asociar el grito del 15 de septiembre con el nombre del cuadro de Edward Munch; de la ópera y de la grilla, de las preferencias sexuales y de la geografía, de arquitectura, la revolución y la literatura, del showbusiness, la no violencia y la muerte, la música y la buena educación.

La D de Diablo la encuentra en la fe y en la incertidumbre, en el Castillo de If, y en el Arte surrealista, en la escultura pública y en la pintura romántica, en la historia de un náufrago y en el constructor del laberinto. Cito: “La partícula "des" colocada antes de un verbo, se vuelve una acción negativa”, como des-lavado, des-lumbrante.

   

Escribe Escribano contiene la semilla de todas las posibilidades del lenguaje. Es una cascada de significados, un rizoma de metáforas. Cada letra es un viaje de conocimiento, una encrucijada de sensaciones y recuerdos, una meta, un reto intelectual, un acertijo, es un libro joya y un juego cultural. Se puede leer de corrido o al azar (como Rayuela). También se puede hacer a partir de la lectura de tus iniciales y descubrir, como en una tirada de Tarot, el mensaje oculto; al fin que también son 22 letras, como los Arcanos. El ritmo cabalgante de cada texto te hace ir de una letra a otra, permitiéndole al libro ofrecerte distintas combinaciones, así como lo explica en la A, que al darse media vuelta ocupa el lugar de la Z en este desfile creativo de trampolines incesantes.

    

Aunque los temas que aborda el autor, como referencias intertextuales y disciplinarias son muy variadas, se descubren esos guiños de amor a la literatura francesa, a la gastronomía, a la astrología y a la amistad, temas constantes en la obra de este escribano.

Sería impráctico mencionar aquí el nombre de todos los colaboradores que participaron en este gran proyecto, pero tengan la seguridad de que abarcan las 22 letras y las representan con mucha dignidad.

José Manuel Ruiz Regil
De "Historia de mis libros"

domingo, 3 de enero de 2016





“Toda pasión vista de fuera es ridícula”
“A veces me canso de ser hombre”, Pablo Neruda

   
La búsqueda de solución a “los problemas de esta pobre vida breve”, es el asunto del cuento “El muñeco”, de Susan Sontag, escritora, novelista, ensayista y directora de cine estadounidense, merecedora del Premio Jerusalem de literatura (2001) y Príncipe de Asturias (2003), referencia obligada del activismo anti-imperialista y feminista de los años 60.

El deseo humano de eludir todas las programaciones sociales, las responsabilidades personales, los trámites cotidianos que despersonalizan, las máscaras que esconden al ser para poder estar donde conviene; la rutina que garantiza una permanencia efímera, el hartazgo de la repetición, y el miedo a que la vida se vaya en lo que nos dijeron que era y no en lo que la quisimos que fuera.

   
Este sueño de fuga se combina con otro de poder y dominio sobre una voluntad ajena. La expresión, tal vez, de un esclavismo contemporáneo o por qué no una apatía existencial creativa. Una de las primeras representaciones de esta pulsión “demasiado humana” sea el mito hebreo de El Golem, magistralmente sintetizado en el poema del mismo nombre escrito por Jorge Luis Borges. Algún parentezco tendrá también la historia de Frankenstein, de Mary Shelly, Yo Robot, de Isaac Asimov, Bladerunner, inspirada en ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Phillip K. Dick, y muchos otros ejemplos a lo largo de la cinematografía y de la literatura del siglo 20. Cabe mencionar el híbrido que supone la propuesta del mexicano Juan José Arreola con Baby H.P., Plastisex e incluso Parábola del trueque, donde una aparente misoginia construye un edén para los hombres al ofrecer cambiar sus esposas viejas por unas nuevas. Pero en esta como en otras historias los breves momentos de alegría no superan los estragos de la realidad.

   
La solución que halla el protagonista de El muñeco a su mediocre existencia, limitada a cumplir con los roles sociales, laborales y familiares que permiten el flujo continuo de la econoḿia y el supuesto orden comunitario, es inventar un muñeco que se parece a él y hacer que lo sustituya en todos estos roles, mientras él inaugura unas vacaciones existenciales que comienza a disfrutar antes de lo que se imagina. La primera vuelta de tuerca viene cuando el muñeco quiere divorciarse de la esposa de su creador porque quiere casarse con la señorita Amor, la nueva secretaria de la oficina. Lo curioso aquí, al contrario de las otras historias es que el autor del muñeco tiene gran empatía hacia las necesidades de conciencia de su obra y hace todo lo posible por cumplir sus deseos, o al menos favorecer su libre albedrío. Así es que manda a hacer otro muñeco, pero insiste en que en vez de que se parezca a él sea idéntico al primer doble. Alguna diferencia habrá. Confía en ello. Entonces este segundo muñeco sustituye al primero, que a su vez sustituye al autor y los tres desarrollan una vida independiente a la que el hombre se asoma de vez en cuando, incluso se asume como tío de los hijos de los dos y de los hijos del segundo con su esposa.
   
¿Cuál es la historia oculta detrás de lo evidente? ¿Por qué el hombre, de quien no sabemos su nombre, como una confirmación de que este sueño es inherente a cualquiera, es capaz de endosarle -por decirlo de alguna manera- a sus dobles, a su esposa y a sus hijas con tal de desaparecer de la escena, pero no desaparece del todo? ¿Cuál es la intención en la búsqueda de esa distancia voyerista de su propia vida? ¿Cuál es el gozo de preferir ser el amigo, o el tío de sus propias hijas y de los hijos que los dobles autónomos concibieron con las parejas que él les propició?

Finalmente, y lo dice Sontag a través del personaje-narrador: hay dos formas de solucionar el dilema de la existencia. Una es el suicidio y la otra la multiplicación. La pulsión natural a defender la vida aleja a la mayoría de la primera, pero por milenios hemos optado por la segunda, a través de la procreación. Este es un ejemplo creativo de cómo se puede multiplicar o duplicar el modelo original sin tener que involucrar los genes en ello y además evitar que la descendencia no se convierta en una carga, sino en una ayuda, en un desdoblamiento de una sola vida en otras dos independientes, de las que además, se puede ser testigo presencial y aprendiz activo, pues no cabe duda que a veces los androides o los dobles o los golems tienen más deseo de vida que el mismo ser humano. ¿Será posible que Sontag ya viera el albor de la era digital en la que un individuo desde su ordenador puede ser ubicuo y diverso, a través de la creación de identidades múltiples? Cuento muy actual, pues hoy con la preeminencia de las redes sociales, la virtualidad, la narco-cirugía, la clonación y los diversos adelantos de la ciencia moderna esta historia podría ser algo más que metafórica. Todas estas técnicas nos ofrecen la viabilidad de tener una o más identidades y desarrollar, en paralelo, una o más historias de vida. Diríase que es una especie de esquizofrenia colectiva socialmente aceptada en la que en realidad no nos interesa la esencia del individuo sino su interacción inmediata. Quedemos, pues, a la espera del próximo salto tecnológico que ofrecerá a los maridos arrepentidos, a los padres de cartón y a los empleados calienta-sillas, sustituir su presencia efectiva por la ilusión de un Holograma.

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José Manuel Ruiz Regil
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